Divino discurso de Swami: «Las Cualidades del Aspirante Espiritual»

Divino discurso de Bhagawan Sri Sathya Sai Baba:

«Cuando se lanzó la revista “Sanathana Sarathi” en 1957, Bhagavan empezó una serie de artículos intitulados “Prema Vahini” (Un Torrente de Amor). El mensaje que Él dio entonces a los aspirantes espirituales sigue hoy aún más relevante. Los siguientes extractos muestran cuán vital es el mensaje de Bhagavan a todos los aspirantes y buscadores.

El aspirante espiritual debe destacar la distinción entre la conducta del hombre natural y la del aspirante (sadhaka). El hombre sahaja es un hombre sin Sahana (Fortaleza), con aHAm-kara (engreimiento, ego), y uno que está lleno de deseos en relación con el JAgat (mundo) mediante lo cual él trata de tener una vida (janma) contenta. El aspirante espiritual es aquel que practica su sadhana tan incesantemente como las olas del mar (SÂgara), que acumula el tesoro de la igualdad y del mismo amor por todos, que está contento en el pensamiento de que todo esto es del Señor y que nada es suyo. A un hombre así, no le va a gustar el hombre sahaja, que se dobla fácilmente ante la aflicción o la pérdida, la ira, el odio, el egoísmo, el hambre, la sed o la inconstancia. Todas estas cosas deben ser dominadas lo más posible y se debe viajar por la vida con fortaleza, valor, alegría, paz, caridad y humildad.

El sadhana (práctica espiritual) es necesaria para realizar a Dios

Dándose cuenta de que el atender al cuerpo no es tan importante, uno debe soportar pacientemente hasta el hambre y la sed y dedicarse ininterrumpidamente a la contemplación del Señor. En lugar de ello, querrellarse por cada pequeña cosa, perder el temple, entristecerse a la más mínima provocación, enojarse ante el más pequeño insulto, preocuparse ante la sed, el hambre y la pérdida del sueño, éstos nunca pueden ser las características de un aspirante espiritual.

El arroz en su estado natural y el arroz que ha sido hervido ¿no pueden ser iguales? La dureza del arroz natural está ausente en el arroz hervido. El grano hervido es blando, inofensivo y dulce. El grano sin hervir es duro, engreído y lleno de engaño. Ambos tipos son jîvis y hombres, sin duda, aquellos que están inmersos en las ilusiones externas y los avidyamaya son ‘hombres’; aquellos que están inmersos en las ilusiones internas o vidyâ mâya son los sadhakas, y Dios no está inmerso en ninguna, carece de ambas características. Aquel que no tiene ilusiones externas, se vuelve un sadhaka y cuando carece hasta de ilusiones internas, puede llamarse un Dios. El corazón de una persona tal se vuelve el asiento de Dios. Por lo tanto, es posible deducir que todo está permeado por Dios. Aunque, desde luego, el Señor está situado en cada corazón, el sadhana es necesario para que puedan descubrirlo por sí mismos. ¡No es posible para nosotros ver nuestra propia cara! Debemos tener un espejo para mostrarnos su imagen! Así también, un camino básico, un método de práctica es necesario para lograr volverse sin gunas.

El Señor Mismo es la cosecha de un sâdhaka

No hay en este mundo una austeridad más elevada que la fortaleza, ninguna felicidad más grande que el contento, ningún mérito más sagrado que la misericordia, ninguna arma más efectiva que la paciencia.

Los devotos (bhaktas) deben considerar al cuerpo como el campo, las buenas acciones como las semillas y cultivar el Nombre del Señor, con la ayuda del corazón como el campesino, a fin de obtener la cosecha, el Señor Mismo. ¿Cómo puede obtenerse la cosecha sin la cultivación? Al igual que la crema en la leche, el fuego en la madera, el Señor está en todo, en mayor o menor cantidad. Tengan plena fe en esto. Como la leche, así la crema; como la leña, así el fuego; así también, como el sadhana así el sâkshâtkâra o sea la evidencia ante sus ojos. Aun si el logro de la liberación (mukti) no se realiza directamente a consecuencia de adoptar el nombre del Señor, cuatro frutos son claramente evidentes para aquellos que han tenido la experiencia. Son: (1) la compañía de los grandes, (2) la verdad, (3) el contento, (4) el control de los sentidos. No importa a través de cual de estas puertas uno pueda entrar, sea un amo de casa o un recluso o un miembro de cualquier otra clase, él puede alcanzar al Señor sin falta. Esto es cierto. Los hombres ansían tener felicidad mundana. Analizado apropiadamente, esto mismo es la enfermedad y los sufrimientos no son sino las medicinas que tomamos. En medio de estos placeres mundanos, uno raramente entretiene el deseo de alcanzar al Señor.

La ira es el primer enemigo del sâdhaka

Además, es necesario analizar y detallar cada acto del hombre, pues el espíritu de renunciamiento nace de tal análisis. Sin ello, es difícil llegar al renunciamiento. La avaricia es como el comportamiento de un perro, ha de ser transformado. La ira es el enemigo número uno del aspirante; es como un escupitajo y como tal ha de tratarse. ¿Y la falsedad? Es aun más asquerosa; por medio de la mentira, los poderes vitales de todos son destruidos. Debe ser tratada como basura misma. El robo arruina la vida; hace de la preciosa vida humana más barata que un céntimo; es como carne podrida. Moderen el alimento. Moderen el sueño. El amor, la fortaleza les ayudarán en el mantenimiento de la salud de ambos, del cuerpo y de la mente.

No importa quiénes sean, en qué condiciones se encuentren, si dejan lugar a la desesperación, si no sienten ningún temor y recuerdan al Señor con una fe inquebrantable y sin ningún motivo ulterior, todo sufrimiento y aflicción se irán alejando. El señor nunca inquirirá en ningún momento a qué casta pertenece o el maestro que sigue tradicionalmente.

La devoción no consiste en llevar la ropa color ocre, la organización de festivales, la realización de sacrificios, el raparse el cabello, el llevar un cuenco de mendigo o un bastón, el apelmazarse el pelo, etc. Con un instrumento interno (antahkarana) puro, la ininterrumpida contemplación de Dios (no importa lo que uno esté haciendo), el sentir que todo es la creación del Señor y por lo tanto Uno, el desapego de los objetos de los sentidos, el abrazar a todos con igual amor, la palabra veraz, éstas son en verdad las características de la devoción (bhakti).

De los varios tipos de bhakti, la nâmasmarana bhakti es la mejor. En la Edad de Kali, el nombre es el medio para la salvación. Jayadeva, Gauranga, Thyagaraja, Tukaram, Kabir, Ramdas, todos estos grandes devotos alcanzaron a Dios por medio de sólo este único nombre. ¿Por qué hablar de mil cosas? Hasta Prahlada y Dhruva pudieron disfrutar de la visión, del tocar y de la conversación del Señor por el solo medio del nombre.

Asegúrense de que el mal sea minimizado

Por lo tanto, si cada aspirante considera el nombre del Señor como el aliento mismo de su vida y tiene completa fe en las buenas acciones y buenos pensamientos, si él desarrolla el espíritu de servicio y un amor igual para todos, no habrá mejor camino para la liberación. Si por el contrario se sienta en algún rincón solitario y retiene su respiración, ¿cómo podrá dominar sus cualidades innatas? ¿Cómo va a saber que las ha dominado? La devoción de Ambarisha y las actividades de Durvâsas, la combinación de estas dos resultarán en el destino de Durvâsas mismo; por lo menos, al final, Durvâsas tuvo que caer a los pies de Ambarisha. Espero que eviten volverse tales Trishankus (uno que ha cometido tres (tri) pecados (shânkus)); espero que experimenten la verdad eterna alcanzando el verdadero estado supremo.

Cada persona está propensa a cometer errores sin darse cuenta. No importa lo brillante del fuego o de la luz, algún humo emanará de él. Así también, no importan las buenas acciones que un hombre pueda hacer, estarán mezcladas con una diminuta traza de maldad. Pero, deben hacerse esfuerzos por asegurarse de que el mal sea minimizado, de que el bien sea mayor y el mal, menor. Claro está, en la presente atmósfera, puede que no tengan éxito en el primer intento. Deben pensar cuidadosamente en las consecuencias de lo que hagan o digan.

Deben ser como desean que los demás sean

De la misma forma que ustedes desean que otros les honren o se comporten con ustedes, deben ustedes primero comportarse con los demás y amar y honrarlos. Sólo entonces éstos los honrarán. En lugar de ello, si, sin honrar y amarlos ustedes mismos, se quejan de que no los están tratando apropiadamente, es seguramente una conclusión errónea. Además, sólo si los que aconsejan a los demás acerca de ‘cuáles principios son los correctos, cual es lo bueno y lo verdadero, cual conducta es la mejor, etc.”, siguen ellos mismos el consejo que dan, no habrá entonces necesidad de dar ese consejo a todos. Otros aprenderán la lección simplemente observando su comportamiento actual. Por otra parte, si el Vedanta es recitado a otros como lo hacen los loros, sin ningún intento de ponerlo en práctica en la propia conducta, sólo estarán engañando a los demás, peor, se estarán engañando a sí mismos. Por lo tanto, ustedes deben ser lo que desean que otros sean.

No es la naturaleza de un aspirante el buscar faltas en otros y esconder las propias. Si a ustedes les muestran sus faltas, no argüyan y traten de probar que es cierto, o no sientan animosidad contra él por ello. Razonen dentro de sí cómo ha llegado a ser una falta y corrijan su propio comportamiento. En lugar de ello, el racionalizarlo para su propia satisfacción o descargar su venganza sobre la persona que se lo señaló – éstos ciertamente no son los rasgos de un aspirante o devoto.

El devoto debe siempre buscar lo verdadero y lo alegre; debe evitar todo pensamiento de naturaleza triste o deprimente. La depresión, la duda, el engreimiento son como Rahu y Kethu para el aspirante espiritual. Cuando la propia devoción está bien establecida, aun si éstas aparecen, pueden ser fácilmente descartadas. Sólo dañarán la práctica espiritual de uno. Por encima de todo, es mejor que el aspirante bajo toda circunstancia sea alegre, sonriente y entusiasta. Aun más que la devoción y el conocimiento, es deseable esta actitud pura. Aquellos que la han adquirido merecen llegar primero a la meta. Esta cualidad de la felicidad en todo momento es el fruto de lo bueno hecho en nacimientos pasados. Cuando una persona está siempre preocupada, deprimida, dudosa, nunca puede alcanzar la bienaventuranza, no importa la práctica espiritual que pueda hacer. La primera tarea del aspirante es la cultivación del entusiasmo. A través de este entusiasmo, puede derivar cualquier variedad de bienaventuranza (ânanda). Nunca se inflen cuando son alabados; nunca se desinflen cuando son culpados. Sean leones espirituales, sin importar ninguno de estos sentimientos. Uno debe analizarse a sí mismo y corregir sus propias faltas; esto es de la mayor importancia.

Use un solo Nombre y Forma para la meditación

Ahora bien, aun en asuntos relacionados con la realización en Dios, uno tiene que ser cuidadoso. No importan los inconvenientes que uno pueda encontrar, debe tratar de llevar a cabo la propia práctica espiritual sin ninguna interrupción o modificación en las disciplinas. No se debe estar cambiando el nombre que uno ha amado y atesorado y seleccionado para la recordación. La concentración es imposible si el nombre es cambiado cada pocos días. La mente no logrará centrarse en un solo punto. Toda la práctica tiene como meta última lograr estar centrada en un solo punto: así que eviten la constante adopción y rechazo de nombres y formas del Señor. Deben usar un solo nombre para la repetición del nombre y para la meditación. Y, también, deben tener la fuerte convicción de que todos los nombres del Señor y todas las Formas del Señor no son sino el nombre y la forma que uno está repitiendo en el japa y sobre el cual medita. Ese nombre y forma no deben dar el más mínimo sentimiento de desagrado o descontento.

Al tomar todas las pérdidas, sufrimientos y preocupaciones mundanas como meramente temporales y transitorias, y realizar que esta repetición de nombre y meditación es sólo para superar tal aflicción, el aspirante debe mantener ambas separadas, sin mezclar las. Él debe entender que la pérdida, sufrimiento y preocupación son externos, pertenecen a este mundo, y que la repetición del nombre y la meditación son internas y pertenecen al reino del amor por el Señor. Esto es lo que se llama pativrata bhakti (devoción casta); la otra variedad, en la cual el aspirante selecciona un nombre y una forma y después de algún tiempo los descarta por otros, se llama vyabhichara bhakti (devoción no casta).

Adhiéranse a la misma hora y lugar para la meditación

No es pecado si se hace por ignorancia; pero una vez conocido lo que es malo y dañino y si después de continuar la meditación y la repetición fielmente con un nombre y forma, éstos son cambiados, ciertamente es equivocado. El apegarse fielmente al mismo nombre y forma es el más alto voto y austeridad. Aunque los mayores se lo aconsejen, no abandonen el camino aprobado por su mente! Desde luego, ¿cuáles son los mayores que les sugerirán cambiar el nombre del Señor y abandonar el nombre que adoran? No consideren a los que les dicen esto como mayores; considérenlos como estúpidos. De nuevo, velen por que en la medida de lo posible, el momento y lugar de la meditación y de la repetición del nombre no sean cambiados ni movidos. A veces, como cuando se viaja, aunque haya que cambiar el lugar, la hora por lo menos deben mantenerse inalterada. Aunque uno esté en un tren o un autobús o algún ambiente inconveniente, a la hora especificada, uno debe, por lo menos, recordar mentalmente la meditación y la repetición del nombre hecha por uno mismo, en el mismo momento en el pasado.

De esta manera, al acumular riqueza espiritual, uno verdaderamente se vuelve el amo y logra el Âtma.

El dharma del hombre

Cada hombre debe llevar su vida de manera de no causar ningún daño a ninguna cosa viviente. Este es su supremo deber. También es el deber primordial de cada persona que ha tenido la oportunidad de un nacimiento humano, de guardar parte de sus energías ocasionalmente para la oración, la repetición del nombre del Señor, la meditación, etc. y debe dedicarse a vivir con la verdad, la rectitud, la paz y las buenas acciones que sean útiles a los demás. Debe uno tener tanto miedo de hacer actos que sean dañinos a otros o pecaminosos, como tocar el fuego o molestar una cobra. Debe tener tanto apego y tanta firmeza en llevar a cabo buenas acciones, en hacer a otros felices y en adorar al Señor como ahora se tenga en acumular oro y riquezas. Este es el dharma del hombre. Es para fortalecer este tipo de bondad que el Señor encarna Él mismo en forma humana. Pero puede surgir la pregunta ¿cómo puede una cosa no existente ser fortalecida y desarrollada? ¡En verdad, estas cualidades no es que no existan, están en el hombre! Cuando estas cualidades existentes declinan y se marchitan, el Señor viene con el propósito de promoverlas y de lograr la declinación de las fuerzas que trabajan en la dirección opuesta. Es para aclarar este propósito que el Señor Krishna, en la Edad de Dvapara, cuanto le daba a Arjuna la enseñanza, dijo:

Paritrânâya sâdhûnâm

vinâshâya cha dushkritâm

dharma samsthâpanârthâya

sambhvâmi yuge yuge (4:8)

Esto quiere decir que todas las encarnaciones del Señor son para la protección y promoción de los sâdhus. Esta palabra sâdhu no se refiere a una sola religión, casta o familia o etapa de vida, o comunidad ni siquiera a una especie en particular como la humana! Se refiere a todas las religiones, todas las etapas de vida, todas las razas y todas las criaturas. El señor ha revelado en el Gita Su mente universal. Es debido a este mensaje universal que el Gita se ha hecho tan esencial y famoso.

¿Por qué? Shri Krishna Mismo ha declarado en cantidad de situaciones y lugares que Él es el diligente sirviente de Sus devotos. Un ejemplo de esto es el que haya aceptado ser el auriga de Arjuna.

Si la cultura del hombre ordinario mismo resulta en tal elevación, cada quien puede juzgar por sí mismo cuánto más purificado y santo será el carácter de aquellos que están dedicados a los ejercicios espirituales y en la incesante contemplación de Dios! Para estos dos tipos de personas, la cualidad del carácter es el criterio importante» .

(Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 18 cap. 20. 1985)

OM SRI SAI RAM