Mensaje del día – 13 de diciembre de 2016


Mensaje de la Pizarra de Prashanti Nilayam

OM SRI SAI RAM

Un verdadero ser humano es aquel que sigue y practica el principio de la rectitud (dharma). Quemar es la naturaleza (dharma) del fuego. El frío es el dharma del hielo. El fuego, si no quema, no es fuego. El hielo, si no es frío, no es hielo. De la misma manera, el dharma de un ser humano reside en efectuar acciones con el cuerpo, y seguir los preceptos del corazón. Cada acto realizado en armonía de pensamiento, palabra y acción, es un acto de rectitud (dharma). Una vida virtuosa (dhármica) es una vida divina. Pronunciamos la palabra dharma sin conocer su verdadera naturaleza y majestad. El dharma es de varias clases: el dharma del jefe de familia, del célibe, del recluso y del renunciante. Pero el dharma del corazón es el dharma supremo. A decir verdad, este dharma del corazón es también el dharma de la vida. El Ramayana consagra en sí mismo la auténtica esencia del
dharma del individuo, de la familia y de la sociedad. De hecho, cada ser humano que encarne los ideales de Rama es, en cierto modo, Rama mismo. Por lo tanto, es imperativo, de parte de cada persona, cultivar los ideales de Rama. («Rosas de verano en las Montañas Azules – 1996», Capítulo 2)

 

A true human being is one who follows and practices the principle of righteousness (dharma). Burning is the nature (dharma) of fire. Coolness is the dharma of ice. Fire is no fire without burning. Ice is no ice without coolness. Similarly, the dharma of a human being lies in performing actions with the body and following the commands of the heart. Every act performed with thought, word, and deed in harmony is an act of righteousness (dharma). A righteous (dharmic) life is a divine life. We say the word dharma without knowing its true nature and majesty. Dharma is of various kinds: dharma of a householder, a celibate, a recluse, and a renunciate. But the dharma of the heart is the supreme dharma. This dharma of the heart is verily the dharma of life as well. The Ramayana enshrines in itself the very essence of the dharma of the individual, family, and society. In fact every human, who embodies the ideals of Rama, in a way, is Rama Himself. Hence, it is
imperative on the part of every individual to cultivate the ideals of Rama. (Summer Roses on Blue Mountains 1996, Ch 2)

— BABA