Chinna Katha – Ama a tus padres como a Dios

«AMA A TUS PADRES COMO A DIOS»

Shankara conocía el verdadero significado de las palabras de los Vedas: «Mathru Devo Bhava, Pithru Devo Bhava». Una vez, cuando su padre salió de su casa, le dijo: «Mi querido hijo, yo hago diariamente la adoración a Dios y doy alimentos a la gente. Por eso ahora que yo no estaré, y en ausencia de tu madre, lo harás tú».

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Chinna Katha – Los peculiares tesoros de la humanidad

LOS PECULIARES TESOROS DE LA HUMANIDAD

 

Se dice que durante la batalla de Kurukshetra, que duró dieciocho días, Vyasa tenía la mente desgarrada de contrición a causa de que los contrincantes eran, los dos bandos, de su propio linaje. Por eso no podía presenciar aquella matanza fratricida.

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Chinna Katha – Cualquier cosa que entreguen, Rama la acepta

CUALQUIER COSA QUE ENTREGUEN, RAMA LA ACEPTA

Dios es tan misericordioso, que dará diez pasos hacia ustedes si ustedes dan al menos uno hacia él. Vibhishana, el hermano de Ravana, le preguntó a Hanumán si Rama aceptaría su homenaje y lo acogería bajo su protectora sombra.

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Chinna Katha – Las mujeres son más devotas que los hombres

LAS MUJERES SON MAS DEVOTAS QUE LOS HOMBRES

 

En la historia de Kuchela, su esposa juega un papel más importante que el. Fue su amor maternal el que la impulsó a enviar a Kuchela al Señor para que sus hijos pudieran recibir una comida completa.

Tenía fe en el Señor. Kuchela dudaba y argüía que Krishna no lo reconocería o no lo recibiría y por eso no lo iba a invitar a pasar ni aceptaría su homenaje. Ella lo instó a que abandonara todas sus dudas y avanzara por lo menos hasta la puerta del palacio de Krishna. Estaba segura de que Krishna lo invitaría a pasar si él se tomaba por lo menos esa pequeña molestia. Kuchela estaba tan nervioso, que apenas lo pudo convencer de que se acercara siquiera a la puerta. Una vez que se decidió que Kuchela iría, ella tomó una pequeña cantidad de arroz, sólo un puñado, del lugar donde lo tenía escondido para un día lluvioso. Lo echó en agua caliente, luego lo sacó, lo coció y finalmente lo machacó con un mortero para preparar el arroz batido que, según Kuchela, había sido el alimento favorito de Krishna cuando estuvieron en la escuela. Envolvieron el puñado de arroz amarrándolo en una esquina del paño que Kuchela llevaba encima del cuerpo y éste se puso en marcha. Su temor iba en aumento a cada paso. En el devoto no debe haber tal temor: debe acercarse al Señor como aquel que va a ganar la gracia que es su derecho. Por supuesto que el Señor derrama su misericordia tanto sobre el afligido y el buscador de comodidades como sobre el buscador sincero y el sabio. El primero es aquel que sufre y está enfermo; el segundo es el pobre que busca prosperidad y fortuna. De modo que Krishna lo llamó con gran alegría y le recordó los días felices que habían pasado en la escuela, a los pies de su gurú, y a pesar de los esfuerzos que Kuchela hacía para ocultar su sencilla ofrenda amarrada en la punta de su raída tela, Krishna se la pidió y empezó a comerla con gran apetito. La devoción la había hecho muy sabrosa para el Señor. Se cuenta que Rukmini detuvo la mano de Krishna cuando iba a tomar un tercer bocado de arroz, y la razón que usualmente dan los comentaristas es que ella se asustó de las riquezas que le serían deparadas a Kuchela si el Señor tomaba varios puñados más de aquella comida. Esta es una idea muy tonta. ¡Como si las riquezas del Señor pudieran agotarse, como si al Señor pudiera importarle que los devotos se las lleven todas, como si la Madre del Universo fuera avara con sus dones! Esto nunca será verdad. La causa real de que ella detuviera la mano de Krishna era que deseaba su parte de la ofrenda de aquel corazón devoto. Ella deseaba una porción para sí misma; consideraba su derecho tener su parte. Kuchela se fue de Dvaraka más bien decepcionado, porque el Señor no le hizo ninguna donación, ni siquiera se la prometió. Estaba muy triste al recordar a su familia y a los niños con hambre. Estaba absorto en su aflicción y por eso pasó frente a su casa sin darse cuenta de que había sufrido un gran cambio y que de la noche a la mañana se había transformado en una enorme mansión. Su esposa, que lo vio, lo llamó y le contó cómo, de pronto, la felicidad había sido derramada sobre ellos por la gracia de Krishna.

Om Sri Sai Ram

(Homenaje a Bhagawan, hasta el 24 de abril, día del Mahasamadhi)

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