Mensaje del día – 03 de septiembre de 2016


Mensaje de la Pizarra de Prashanti Nilayam

OM SRI SAI RAM

Si nos fijamos en el comienzo de la guerra del Mahabharata de manera superficial, veremos que Arjuna fue arrojado al desaliento y la confusión, y la oportunidad requirió que Krishna impartiera el sagrado Bhagavad Gita. Esta situación no debe ser descrita como un período de controversia interna. Arjuna hizo un examen de conciencia dentro de sí mismo para decidir entre la verdad y la mentira, entre lo apropiado y lo inapropiado. La vida de un ser humano es transitoria. Es momentánea, y en el contexto del campo de batalla, Arjuna aprendió a reconocer la verdad permanente. El Señor Krishna reivindicó a los Pandavas como un ejemplo para que entendamos el corazón sagrado de un devoto. A veces, como consecuencia de las dificultades, los corazones de los devotos están inmersos en el dolor. Esto es debido a su ego y a otras malas cualidades en sus corazones que llegan a la superficie
y les preocupan. Para sacar del corazón de los devotos el ego, los celos, y los rasgos no deseados, Dios interviene y se compromete definitivamente con los eventos para ayudarlos a progresar. (Rosas del verano en montañas azules, 1976, Capítulo 10)

 

If we look at the start of the Mahabharatha war in a superficial manner, we will see that Arjuna was thrown into despondence and confusion, and the opportunity required Krishna to impart the sacred Bhagavad Gita. This situation should not be described as a period of internal controversy. Arjuna did soul searching within himself to decide between truth and untruth, between propriety and impropriety. A human being’s life is transient. It is momentary, and in the context of the battlefield, Arjuna learnt to recognise the permanent truth. Lord Krishna raised the Pandavas as an exemplar so we understand the sacred heart of a devotee. Sometimes, as a result of difficulties, devotees’ hearts are immersed in sorrow. This is because of their ego and other bad qualities in their hearts coming to the surface and troubling them. To get such ego, jealousy, and unwanted traits out of the heart of devotees, God definitely intervenes and undertakes events
to help them progress. (Summer Roses on Blue Mountains 1976, Ch 10)

— BABA